Un retenedor dental es una pieza que se coloca en los dientes de una paciente cuando ya se ha conseguido la ubicación que deben tener y con la finalidad de que no se muevan. Los dientes tienden a moverse, por lo que un retenedor será necesario para que los dientes permanezcan fijos en el lugar que les corresponde.

Muchas personas deben ponerse un retenedor tras finalizar un proceso de ortodoncia. La razón es que, si tras varios meses o años de ortodoncia y una vez que se ha conseguido la sonrisa perfecta, dejamos pasar el tiempo, los dientes volverán a moverse. En concreto, existen dos tipos de retenedores.

  • Los fijos. Están formados por un arco de metal o lámina de alambre que se cementa en los dientes -por su parte no visible-, en concreto, de canino a canino. Este arco ofrece la fuerza necesaria para que los dientes no se muevan y puede durar años colocado en el mismo sitio. De esta manera, no dependerá del paciente su colocación.
  • Los removibles. Estos son retenedores que dependerán de la voluntad del paciente para ser colocados. Un tipo son las férulas de retención: unas férulas transparentes que colocan mientras duermes.

Entradas recomendadas