Comer un helado o tomar un café bien caliente puede convertirse en una odisea ante la sensibilidad dental, pues la protección se ve reducida y se pueden sentir punzadas de dolor al consumir un producto excesivamente frío o caliente, dulce o ácido, solo con un mordisco.

La pérdida del esmalte dental puede ser uno de los factores desencadenantes para la sensibilidad dental ante los agentes externos.

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